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domingo, 22 de diciembre de 2013

Cuando el camino se termina.

Al final siempre hay una esperanza:
Brazos extendidos para amar y recibir.


Cuando se transitan estos caminos que se terminan cuando dormimos para esperar la ultima despertada nos quedamos en el suspenso de tanto dolor que queda cuando las personas que amamos deciden que ellos deben partir.

Anoche, en medio del bullicio de la tomadera, surgió una llamada en mi celular, era mi madre para notificarme la muerte de un primo cercano. Esa sensación de querer encontrar todas las respuestas, de querer saber que pasa, de querer buscar una opción a miles de kilómetros me embargó.

Aunque con el primo no teníamos tanta comunicación, no quiere decir que no sienta su muerte. La siento porque sé que quedó un dolor profundo con su decisión de partir, porque se que mi tía se siente ahora golpeada por la vida. Hoy fue su entierro, mar de gente, todos familias, amigos, conocidos… el impacto esta en el dolor que la familia mostró por quien partió.

Cuando surge el misterio de la muerte con familia o amigos, pienso en lo efímero que puede ser la existencia terrena. Me pregunto si las cosas del otro lado son como las pensamos, como en realidad creemos. A eso no puedo más que responderme desde mi realidad de fe, desde ahí, solo desde ahí puedo encontrar el consuelo para saber que Dios en su misericordia me permitirá la felicidad después de la muerte. Yo confío plenamente en eso.

Al fondo de toda esta experiencia creo que hay una luz que poco a poco se extingue y cuando se extingue morimos. El alma tan sustancial en este proceso de aprendizaje debe de ser un encuentro consigo misma en Dios cuando deja el cuerpo. Podría decir muchas cosas de lo que pienso al respecto, podría compararlo con todo lo que he leído, con todo lo que se ha creído, con todo lo que las religiones pueden expresar al respecto.

Lo más hermoso de la Muerte es el encuentro con quién amamos, nos ama, nos creó a su imagen y semejanza. Ese es el gozo de dormir a la eternidad, del verdadero nacimiento. 

Hoy, el silencio marca a la familia, una presencia ya no está entre nosotros, uno más se nos adelanta en conocer en viva carne el misterio más grande y hermoso de vivir: Dormir en Dios.


El tránsito de San Francisco de Asís.

"La muerte os espera en todas partes; pero, si sois prudentes, en todas partes la esperáis vosotros".
(San Bernardo de Claraval)


Primo, descansa en paz.

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