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La prueba del acto realizado. |
El camino hoy por hoy me llevó
hasta un horno. Sucede, que hoy se terminaban las posadas y mañana toca
compartir algo en el templo con la comunidad. A mi alma de compañía se le
ocurrió que hiciera pan casero para compartir con el cafecito. Pasó que a mí se
me ocurrió decirle que sí y de ahí surgió el pan casero del día de hoy.
El Viajero Nórdico aprendió hacer
pan viendo a su madre hacer pan. Pero de ver a hacer, qué distancia. Al llegar
a este país sureño y no encontrar trabajo tocó descubrir la forma de conseguir
algo de dinero, puesto que las ideas llegan y el valor con ellas, se me ocurrió
hacerme un horno en el solar de la casa y hornear. Así empecé mi vida de
panadero casual.
Hoy tenía dos miedos:
-
Que quedara
mal por mal preparado que algo se pasara, o,
-
Que quedara
mal por hornearlo mucho.
Je, je, je, je, como se
imaginaran no quedo mal por ningún motivo.
Un Viajero debe saber hacer de
todo un poco, porque nunca sabe qué circunstancias le toque pasar en el futuro
en alguna aldea.
Este Viajero como ven es medio
atrevido, osado con la vida, pero así es esto, de ser osado y atrevido,
arriesgado, confiado y tener fe en uno mismo, en lo que se puede hacer. En estos
tiempos, hay dos recursos: el internet y las recetas; y juntos estos dos son
bomba culinaria.
Yo sé que esta prueba está
superada. Sé que puedo seguir haciendo cositas ricas para el deguste de los
demás y para dar gracias a Dios por las bondades que ha puesto en mis manos,
por los atributos que su misericordia me regala, por sus dones derramados en
mi. La raíz de todo esto es sin duda, ser agradecido con el Señor.
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