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sábado, 21 de diciembre de 2013

¿Aprender de los niños?

Nueva aventura en los países nórdicos creados por los niños.


 Hoy he andado una vez más estos caminos. Los mismos arboles, las mismas personas, los mismos carros, los mismos saludos. ¡Pero no me importa! Yo sé que cada día es diferente. Ayer el aire corría de Norte a Sur, hoy, parecer ser que de Este a Oeste. Los arboles ayer estaban diferentes a como están hoy, he visto algunos maltratados por humanos indecentes que los han golpeado para degustar sus frutos. He visto un accidente en las mismas calles con algunos carros de los que siempre veo.

Conocí un grupo de 7 niños de 17 que posiblemente el próximo año su formación en la fe, pase por mis manos. Aprendí de ellos, su sinceridad y esa mirada fructífera que te hace sentir con la fuerza para seguir adelante, de disfrutar la vida con sus luces y sombras. Hasta hace algunos días pensaba que los niños eran lo más nefasto que podía haber en el planeta, pero, ¿no fui niño yo también? Llego otra idea. Si yo seré Catequista, ¿no sería mejor ver a los niños como si ellos fueran Jesús? Encontré consuelo e ideas para trabajar con ellos; pero lejos de tanta palabrarería sobre catequesis sigamos con el tema que importa.

He pasado más tiempo en casa, con mis primitas que para qué, me sacar de mis casillas pero las quiero. Definitivamente sus apapachos y peleas entre ellas alegran mis momentos. El sol, aun esta fuerte, son las tres de la tarde y he llegado a casa de mi compañía de camino, aquí nuevamente me he encontrado a sus sobrinos (muchos niños) jugando “Bingo” mientras escribo y reviso mi facebook. No me estorban, solo me hacen percibir que su vida transcurre lenta y segura, rápida y espontanea, pero ellos en todo eso, son felices, pareciera que nada les importa, que todo pasa y ellos son eternos ¡y lo son!

Lo son en sus deseos profundos de sinceridad, de entrega sublime en cada detalle y palabra. Creo que tengo que aprender muncho más de los niños que de los caminos que recorro día con día en este pueblo sureño de mi lejano y nórdica patria.

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