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lunes, 7 de abril de 2014

Nicaragua, tierra de santos: Madre Albertina Ramírez (I parte)

Mausoleo de la Sierva de Dios Madre Albertina Ramírez
en Casa Generalicia de la Siervas Misioneras de Cristo Rey.


Durante los primeros cien años de la Provincia Eclesiástica de Nicaragua, se destacaron grandes hombres y mujeres en los campos religiosos. Muchos de ellos se han conservado solamente en el recuerdo de los parroquianos o han quedado plasmadas sus biografías en los libros que ya no se leen en los colegios o en las bibliotecas. Nicaragua, aparte de ser “una tierra de lagos y volcanes” es también un jardín de virtudes donde se han destacado hombres y mujeres valientes, temerosas del Señor y coherentes con su vida evangélica y testimonial. Así en este conjunto de documentos daré a conocer un esbozo de los hombres y mujeres que en ese siglo de fundada la Provincia cultivaron la santidad y ahora gozan de un proceso de estudio a la beatificación (Odorico D’Andrea, Madre Albertina Ramírez, Bruno Martínez Sacedo, Fray Antonio de Valdivieso) y la beata Sor María Romero en proceso de canonización.

Madre Albertina Ramírez

María Albertina Prudencia Ramírez Martínez, nació el 28 de abril o de 1898 en la ciudad de Managua. Hija de don Alberto Ramírez Briones y Doña Leonor Martínez Solórzano, en el seno de una familia católica practicante. La vida de esta mujer, es comparada a la de las mujeres de los típicos santos de la edad media, de vida acomodada llamados por el Señor a su servicio.

La familia de la joven Albertina tenían influencias en el gobierno de Nicaragua, su abuelo fue el Primer Presidente constitucional de Nicaragua, el General Tomás Martínez. Su herencia sanguínea está cargada de hombres y mujeres valerosos que defendieron su patria en algún momento de la historia, tal es el caso de su parentesco con la heroína nicaragüense Rafaela Herrera y el prócer colombiano Francisco de Paula Santander.

Fue bautizada el día de su nacimiento en la Antigua Catedral de Managua siendo su padrino el primero Arzobispo de Managua Mons. Antonio Lezcano y Ortega. Su confirmación fue en la Catedral de León por Mons. Simeón Pereira y Castellón, en 1910 recibió el Sacramento de la Eucaristía en la Antigua Catedral de Managua.

Su niñez transcurrió entre los juegos de altares y la vida acomodada pero sencilla de su familia, su tiempo de niña transcurría entre enseñar a los niños el catecismo y la vida de oración familiar infundida y apoyada por Mons. Lezcano. En todo ese proceso de crecimiento corporal en ella también crecía -en el silencio de su corazón- el deseo de consagrarse al Señor, eso le mantuvo lejos de las actividades de corte social.

Entre los catorce y los quince años recibe en su casa un ejemplar de la revista de misión de las Hijas de María auxiliadora que despertaron o incrementaron aun mas su deseo de servicio, por ese tiempo tuvo un sueño donde podía ver en una noche oscura estando en el atrio de la catedral un numero dibujado que marcaba “1950”, al despertarse lo asocio con el año de su muerte. Pero en ese año lo que sucedería seria la profesión de sus votos perpetuos.

En 1918 entro a formar parte de la Asociación de San Vicente de Paul y de la Pía Unión de Santa Teresita del Niño Jesús, siendo testimonio de entrega y dedicación dentro de las labores de dichos movimientos caritativos.

El acceder a una comunidad religiosa durante su juventud ha sido considerado por sus biógrafos como un hecho de la Providencia, puesto que en ese entonces su amada Tía Tula enferma gravemente y es ella quien se dedica a cuidarla a tiempo completo por veinte años, siendo estos llenos de trabajo y mucha oración.

En 1930 gracia a un sueño de su mamá Doña Leonor, funda la Casa Nazaret; un orfelinato para niñas pobres . este espacio lo fundó con el apoyo de un grupo de señoritas. Cuando dicha Casa necesitó de más personal para atender las exigencias su padrino le sugirió que lo entregara a una congregación religiosa, lo que sucedió con la Congregación del Buen Pastor.

La Acción Católica

El primer contacto de Albertina con la Acción Católica es a través de su director espiritual el jesuita José Rossi, quien era director de la asociación en la Arquidiócesis de Managua. Siguiendo ella las inspiraciones y deseos del apostolado seglar en la asociación floreció, se enraizó en su espíritu y dio como fruto la Asociación de Cristo Rey. Claro está, que este movimiento que Albertina funda después tuvo que pasar por todos los procesos canónicos que la Iglesia pedía y el ser sobrina del Arzobispo no le quito procesos sino que le dio rigurosidad al asunto.

Religiosas en Escuelas 
La obra de Cristo Rey inicia bajo la dirección del padre Rossi porque el Señor Arzobispo asi lo ha sugerido y Albertina en su obediencia a la Iglesia así lo cumplió. El Instituto se perfilo como un espacio “para jóvenes misioneras, con disciplina religiosa, al servicio de la Acción Católica, bajo la obediencia del Arzobispo de Managua. Serán catequistas, maestras, enfermeras, visitadoras; trabajaran en el campo  y en las ciudades, deberán llegar donde las religiosas no pueden llegar. Procuraran el Bautismo de los niños, la santificación de las uniones ilícitas, el catecismo de niños y adultos . darán asistencia espiritual a los moribundos , a los encarcelados. Atenderán escuelas elementales, dispensarios, roperos, cuido de ornamentos para Iglesias pobres”. (Abdita Virtus, p. 26)

De esta experiencia con la Acción Católica surge la futura congregación de Siervas Misioneras de Cristo Rey, aprobadas oficialmente por Roma el 26 de mayo de 1946. Madre Albertina hizo sus votos perpetuos el 2 de febrero de 1950 junto a otras religiosas.

Su muerte


En pleno apogeo de la guerra en Nicaragua, murió en la madrugada del 20 de julio de 1979. Hoy en dia esta abierta su causa de beatificación. Sus restos reposan en la Casa Generalicia de la Congregación en Managua, junto al Colegio Cristo Rey por ella fundado.

3 comentarios:

  1. Madre Albertina sigue viva entre el pueblo de Nicaragua, porque por donde ella anduvo dejo rastros, de buenas obras, y hoy en día sus hijas herederas del carisma espiritual lo siguen transmitiendo a todas aquellas personas que trabajan en unión con la instalación y con cada una de sus personas. Viva Cristo Rey! Para Siempre en Nuestros Corazones!!.

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  2. Madre Albertina sigue viva, sigue en esta tierra animando en cada una de sus hijas espirituales.Viva Cristo Rey!Para Siempre en Nuestros Corazones!!

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