Hay siete modos de vida en el amor. Vienen del Supremo y vuelven al Altísimo.
Gentileza de la revista Cistercium
TOMADO
Traducci DEL PORTAL ABANDONO.COM
Traducción para CISTERCIUM de Ana María Schlüter Rodés.
NOTA DE LA TRADUCTORA: He traducido a partir de la transcripción al neerlandés actual que ha hecho Rob Faesen SJ (Beatrijs van Nazareth: Seven manieren van minne, Uitgeverij Pelckmans, Kapellen 1999), recurriendo a menudo al texto original que publica conjuntamente.
Como señala dicho autor, la palabra central es "minne", amor. Se refiere aquí al amor entre Dios y un ser humano, pero a la vez en muchas ocasiones al divino Amado mismo, pues el alma experimenta en el amor una vida abismal y trascendente, por la que participa en el mismo movimiento de amor entre el Espíritu Santo (eternidad de amor), el Hijo (sabiduría incomprensible) y el Padre (altura silenciosa y profundidad abismal), como lo expresa Beatriz de Nazareth en el séptimo modo de amor. A pesar de esto siempre he puesto amor en minúscula, siguiendo la transcripción y el original.
He traducido "manieren", en la transcripción al neerlandés actual "wijzen", por "modos" siguiendo el criterio de R. Faesen, el cual considera menos acertado traducir por clases, grados, aspectos o peldaños, pues se trata de modos de vivir el amor o modos de amar.
En el primer modo Beatriz de Nazareth expresa el anhelo de vivir de acuerdo a la imagen según la cual ha sido creada, y esta imagen es Cristo. Los místicos no sólo hablan de una primera venida de Cristo en carne y debilidad y de una segunda al final de los tiempos en gloria y majestad, sino además de una venida intermedia en espíritu y fuerza. Esta tiene lugar en el corazón humano.
De ello se toma conciencia de un modo especial en el siglo XII. Se realza la relación amorosa entre Dios y cada ser humano como eje central de la vida. Sobresalen en este sentido S.Bernardo y también las "mulieres religiosae", especialmente las beguinas, con las que Beatriz de Nazareth se formó en algún momento. Mientras que el clero masculino, debido a la influencia aristotélica en las universidades, en general se apartó de esta corriente, la siguieron cultivando sobre todo las mujeres. De ello da cumplida cuenta esta obra de "Los siete modos de santo amor" de Beatriz de Nazareth.
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