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domingo, 23 de febrero de 2014

Santidad

Trabajando estos días los diversos temas de la catequesis de tercer nivel me he encontrado con grandes retos, uno de ellos hacer accesible a los niños los temas del Espíritu Santo y la Santidad. Esos niños me han dado lecciones grandes, grandes comprensiones de la sencillez.

Es extraño pensar en la santidad como un proceso de formación de la persona en niños. He pensado al respecto en los santos que han seguido como modelo de santidad la “infancia espiritual” hablo de los más conocidos como Santa Teresita del Niño Jesús y San Josemaría Escrivá de Balaguer. Este hombre y mujer, muy conocidos hoy en día por grandes y chicos han marcado al mundo cristiano con su especial modelo de vida: vivir y actuar con la sencillez de los niños.

En los niños se encuentra uno con grandes metodologías como la captación del mensaje principal, el modelo de lo sencillo y hablo de ese modelo de la siguiente forma: ellos al preguntar varias veces al respecto de algo, insisten en su propia idea de cómo comprender el pensamiento de Dios. Aceptan ese mensaje con amor, sin competir con Dios, sin ver a Dios como un tirano o como un objeto distante o difícil de adquirir.

Su pensamiento es un espacio donde Dios es recibido con gran solemnidad.


La belleza de los niños nos enseña poco a poco a descubrir una forma sencilla y compleja de la santidad.

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