Páginas

jueves, 27 de febrero de 2014

Ofrecimiento de un catequista

A ti Señor, mi alma se entrega.


Señor, un día pusiste mi alma en cierto vientre.
Ciertos brazos me acercaron a un regazo que palpitaba tu nombre,
Tu nombre, tu nombre Maestro escuche desde el cielo
Mis oídos quedaron sordos al saber que tú recién llegando al mundo
Me escogías.

Maestro que mis manos lleguen hasta donde no han llegado las tuyas.
Que pies vayan allá donde tú en más de treinta años no pudiste ir.
Señor, llevo un Rosario y una Biblia,
Creo que son suficientes para hacer el trabajo que me mandas.

Si me hace falta algo,
Dámelo Maestro para llevarte a ellos:

Los más pequeños de tu grey.

No hay comentarios:

Publicar un comentario