![]() |
Espíritu santo ¡Ven! Manda tu luz desde el cielo... |
El ser humano
necesita la experiencia de Dios en cada momento. Siempre quise ser catequista. Podría
decirse que hasta ahora había sido un sueño frustrado. Cuando llegué a este país
se dio la grandiosa oportunidad de innovarme en ese ambiente. Nunca me ha
faltado gente que me dice que puedo desempeñarme en alguna función y esta vez –obviamente-
no fue la excepción.
El hecho de
ser catequista integra grandes cuestiones de fe. Grandes retos hacia los niños
a mi cargo. Estos niños son esencialmente una enciclopedia temática de la fe
desde diferentes perspectivas. Tienen una concepción de Dios –muchas veces- más
pura, más humana, sin muchos tabúes. Es ahí, donde el catequista incursiona en
su mundo y lo que a simple vista podría ser que uno es quien les enseñe,
termina siendo al contrario, se termina aprendiendo de ellos.
Me ha pasado
que los chicos ya me conocían, puesto que soy nuevo en la comunidad, pensé que estarían
renuentes a la idea de que llegara un desconocido a darles catequesis, fue todo
lo contrario, me han recibido a lo bien. Muy inteligentes y con cualidades
humanas muy arraigadas, con su cultura patriótica bien definida. Estos niños,
me han mostrado el rostro pequeñín de Dios.
Sé, tengo la
certeza y la confianza en el Espíritu Santo que este año sea todo muy especial
con ellos, que aprendan mucho y lleguen al Sacramento de la Eucaristía por
primera vez, convencidos de lo que reciben y con el alma abierta a ser futuros
Agentes de Cambio de sus comunidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario